Resumen: La borreliosis de Lyme es una enfermedad producida por el grupo de espiroquetas Borrelia burgdorferi sensu lato (s.l.), y transmitida por las picaduras de garrapatas pertenecientes a la especie Ixodes ricinus. Produce un síndrome multisistémico que, si no se diagnostica y trata de manera temprana, puede llevar a complicaciones graves. El diagnóstico de esta enfermedad se lleva a cabo mediante una combinación del historial médico del paciente, la presencia de síntomas y signos clínicos, y una confirmación laboratorial de la infección por Borrelia. En Europa se encuentran las cuatro especies patógenas de B. burgdorferi s.l., lo que complica el diagnóstico laboratorial de la enfermedad, y la existencia de multitud de pruebas y de kits comerciales hace que la creación de un estándar para toda Europa sea difícil. Teniendo en cuenta los diferentes métodos que se pueden usar para la detección de Borrelia, los menos interesantes a nivel de capacidad diagnóstica son el cultivo y PCR, a pesar de que ambos cuentan con alta especificidad (>90%), su sensibilidad es demasiado baja para ser considerados métodos de rutina, junto con otros defectos. Por otra parte, el inmunoblot también es muy específico (>87%), lo que lo hace muy buen complemento para la serología, que cuenta con una alta sensibilidad tras el estadio temprano localizado (>70%). En el caso de la neuroborreliosis, contamos con métodos altamente sensibles, lo que puede dar lugar a falsos positivos, pero esa situación podría resolverse utilizando la detección del 2 biomarcador CXCL13 como prueba de confirmación, ya que cuenta con un valor predictivo positivo muy alto (>96%). En todo caso, el diagnóstico laboratorial de esta enfermedad depende mucho de la situación de cada laboratorio, pero se puede asumir que, de forma general, el mejor método diagnóstico es la prueba serológica confirmada por otro método, normalmente inmunoblot.