Abstract: La quimioterapia “tradicional” en veterinaria se basa en la administración de fármacos citotóxicos a dosis máximas, aunque mínimamente tóxicas, con el fin de eliminar el mayor número posible de células tumorales y mantener la calidad de vida del animal. La administración requiere descansos para la recuperación de los tejidos sanos y es más efectiva en los tumores con alto índice mitótico y por tanto con mayor tasa de división celular. Buscando nuevas estrategias para tratar casos menos sensibles a protocolos quimioterapéuticos convencionales y disminuir todavía más el riesgo de toxicidad, han surgido otras terapias novedosas tales como la terapia metronómica y los inhibidores de la Tirosina-quinasa. Se emplean fármacos de manera continuada, a diario y sin pausas, por lo general, durante un tiempo prolongado y a dosis notablemente inferiores a las utilizadas de manera convencional, teniendo como diana terapéutica la angiogénesis tumoral. El fin de esta modalidad terapéutica, por tanto, es atacar a las células endoteliales tumorales y sus progenitores circulantes inhibiendo la formación de vasos sanguíneos y el soporte que permite el desarrollo y crecimiento de la neoplasia. Además también se ha demostrado un efecto modulador de la respuesta inmune del animal, de gran utilidad también para mejorar la respuesta al tratamiento.